Por Nelson Hernandez, 29/11/2013
En tiempos donde cada
vez más existe una mayor conciencia ecológica, ponga en práctica los consejos
indicados y celebre una Navidad más amigable con el ambiente, y recordemos que
no hay pasajeros en la nave espacial Tierra, todos somos tripulantes.
En todo el mundo
occidental a partir del 15 de noviembre de cada año, comienzan los preparativos
para la festividad más tradicional, popular y familiar como es la Navidad, la
cual trae implícito el inicio de un nuevo año.
Se menciona que la
fiesta pagana más estrechamente asociada con la Navidad era el Saturnal Romano,
el 19 de diciembre, en honor a Saturno, Dios de la agricultura, que se celebraba
durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes. Al mismo tiempo se
celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como
Yule, en la cual se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas, en
honor a los dioses para conseguir que el sol brillara con más fuerza para
minimizar el frío.
La Navidad actual no
se ha desviado de sus orígenes ya que es una época para el recogimiento y la
paz espiritual, del compartir con el prójimo, y marcada por la alegría, la
degustación de alimentos, los regalos y la gran luminosidad.
Estas características
genera por encima de cualquier otra festividad colectiva, un gran impacto
ambiental. En estas fechas se generará un gasto energético superior al del
resto del año, se registrará un mayor consumo de productos, y
consiguientemente, aumenta la cantidad de residuos.
Si en cualquier otra
época del año, un consumidor medio genera al día un kilo de basura doméstica,
durante estas fechas estas cifras se multiplican y los residuos se acumulan
desordenadamente junto a los contenedores rellenos de basura, prueba fehaciente
de que consumimos demasiado.
Uno de los símbolos
vegetales de la navidad es el árbol, que generalmente es de la familia de las
coníferas. Su uso masivo en las últimas décadas ha originado su cultivo
comercial a objeto de minimizar la tala de bosques. Sin embargo, el verdadero
problema ecológico es qué hacer con él una vez concluida la fiesta. Para
eliminar esta problemática, desde hace un par de año se ha comenzado a comercializar
árboles vivos en macetas (raíces y tierra) de tal manera de poder ser
replantado. De esta forma el árbol cumple su función de adorno y continúa su
ciclo de vida.
Otras plantas
típicamente navideñas, son el musgo utilizado en los pesebres, el muérdago y el acebo. Su recolección excesiva ha originado un punto de atención dentro de
las comunidades de protección del ambiente. A nivel nacional, existe una
iniciativa en el Estado Táchira de enseñar a elaborar “pesebres ecológicos”, y tienen el objetivo de mitigar, prevenir y corregir la extracción y
comercialización de musgo, líquenes, barba de palo, guinchos y el material
vegetal importante para la vida de los bosques húmedos.
Por otra parte, a
nivel mundial se ha lanzado la idea, desde hace más de 10 años, de apadrinar un
árbol, lo cual se realiza a través de la venta de un “certificado de regalo”. En muchos
países la idea ha tenido éxito, y ya se tienen bosques importantes que de una
manera u otra mitigan el efecto del cambio climático.
Como ya se indico, la
luminosidad es marcada en la navidad. El consumo eléctrico aumenta en un 40 %
por la incorporación de las “luces de navidad” tanto en comercios, calles y
avenidas, como en nuestras casas. Así mismo, el periodo de encendido de las
luces es mayor. Esto nos indica que el ambiente se ve amenazado en un 40 %
mayor, puesto que por cada kilovatio hora consumido, se arroja a la
atmósfera 200 gramos de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto
invernadero (GEI).
Una forma de reducir
este impacto es incorporando luz emitidas por diodos (LED: light emitting
diodes), que proporcionan la misma intensidad de luz y pueden consumir hasta 80
% menos vatios que un bombillo normal. Este tipo de bombillos vienen en
diferentes formas, colores y tamaños; son más frías al tacto lo que las hace
más seguras; duran más que las normales; pueden utilizarse en el interior y
exterior de los inmuebles, pero son un poco más caras, aspecto este que se
minimiza por su longevidad y ahorro energético.
Otros aspectos que
contribuyen a una mayor agresividad para el ambiente en la época navideña son:
aumento de cocción de alimentos; incremento de reuniones sociales, familiares y
empresariales; mayor uso de papel envoltorio para regalos; mayor movilización
aérea, terrestre y marítima; mayor uso de recipientes y envases y cuya
consecuencia final es mayor desperdicios. Todas estas actividades conllevan,
directa o indirectamente, a un mayor consumo de energía.
Es más fácil pensar
que cambiar las cosas no se encuentra en nuestras manos. La mayoría de veces
optamos por dejar para mañana o considerar un imposible lo que nos supone una
dificultad, un esfuerzo o incluso una molestia porque preferimos pensar que no va
con nosotros. A menudo no somos conscientes de que cada pequeña acción de
nosotros incide en el conjunto planetario, afectándolo, modificándolo,
alterando la estructura natural que posee. Podemos hacer que el aire que
respiramos sea un poco más puro, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono
que vertemos a la atmósfera. Podemos frenar el proceso de derroche de residuos
que convierte en vertederos nuestros bosques y mares. Podemos reducir nuestro
consumo para que otros puedan consumir lo que necesitan para subsistir. A tal
efecto, a continuación un conjunto de consejos y sugerencia para minimizar el
impacto ambiental en la época navideña:
· Utilice árboles de
navidad “vivos” de tal manera que pueda replantarlos
· Regale plantas y flores
o la siembra o cuidado de un árbol
· Adorne una planta que
ya tenga en su residencia
· Regale libros que
crean conciencia ecológica o que contengan el ABC sobre el cambio climático
· Incorpore luces LED
para iluminar su casa y arbolito
· Optimice el tiempo de
cocción de los alimentos
· Utilice recipientes y
papel de envoltorios reciclables
· Reduzca las horas de
encendido de las “luces navideñas” y reutilice adornos de otras navidades
· Cuando salga de su
casa u oficina, apague las luces navideñas
· Reduzca el número de
luces en su decoración. Las luces navideñas deben ser un elemento de
decoración y no de iluminación.
· Elija juguetes y
regalos fabricados con materiales duraderos y ecológicos
· Clasifique y ponga
los desperdicios en su lugar. Le será más fácil reciclarlos
· Incorpore la tarjeta
de navidad electrónica y use email para sus felicitaciones
Finalmente desde el Campamento Terecay les queremos recomendar que dentro de
sus proyectos personales para el próximo año, no dejen a un lado sus acciones
para contribuir con el mejoramiento del ambiente. Ayude a crear “Conciencia
Ecológica” a familiares y amigos. Así todos ganamos.
Recordemos que: “No
hay pasajeros en la nave espacial Tierra, todos somos tripulantes” (Marshall
McLuhan, sociólogo)
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