domingo, 22 de enero de 2017

El chalequeo desde los inicios..


Por Eloi Yague para Caracas Crónica el 25/06/2011. 




El chalequeo ha existido siempre en nuestro país, parece ser una característica del venezolano. Se define como la acción de entorpecer o sabotear momentánea o definitivamente la realización de una actividad, impedir el logro de una persona u ofender a alguien con palabras injuriosas. La definición la extraje del Diccionario de Venezolanismos de Rocío Núñez y Francisco Javier Pérez, publicado por la Universidad Católica Andrés Bello.


Sobre el origen mítico de la palabra “chalequeo”, el no menos mítico cronista Ulloa, citado por Enrique Bernardo Núñez, señala que se debe a un incidente protagonizado por el capitán general Don José de Cañas y Merino, quien se hizo cargo del gobierno de la provincia de Venezuela el 6 de julio de 1711, y se caracterizaría en sus años de mandato por ser uno de los más déspotas y crueles gobernadores que tuvo la ciudad de Caracas.

Al asumir el cargo, Cañas y Merino quiso pronunciar un discurso en la iglesia, aprovechando la multitud allí congregada por la misa. El hombre hablaba, inspirado, cuando se le acercó un niño pequeño, hijo de una esclava que acompañaba a su ama, que se había escapado de la falda de su progenitora. El negrito se aproximó a Cañas y Merino y empezó a jalarle el chaleco y a decirle algo en su lengua infantil, a lo cual el gobernador perdió el hilo de lo que estaba diciendo y más aún cuando la gente empezó a reírse de él, por lo gracioso de la situación y la insistencia del negrito. El gobernador se fue, muy molesto, de la iglesia sin haber podido decir lo que quería. De ahí vino lo de “jalar el chaleco” que se convirtió con el tiempo en “chalequear”. Según esta historia, estaríamos apunto de celebrar los 300 años de la palabra.

No puede negarse la posibilidad de que el chalequeo nos venga por parte de España. En 1807 fue invadida por las tropas francesas. Napoleón Bonaparte puso como rey a su hermano José. Enseguida, el ingenio popular le puso como apodo “Pepe Botella” por su supuesta afición al trago. El 2 de mayo de 1808 los madrileños decidieron no calarse la invasión y se amotinaron. El chalequeo lo reprimió el general Murat a sangre y fuego.

Nuestro proceso independentista comenzó con un gran chalequeo. El 19 de abril de 1810, el recién nombrado Capitán General de la provincia, Vicente Emparan, se vio en aprietos, por cuanto el Cabildo de Caracas y parte de la burguesía y la aristocracia criolla lo desconocen. Desde el balcón del pueblo, ubicado en la plaza mayor, el mismo Emparan le consulta a la gente allí reunida si estaba de acuerdo con que él siguiera su mandato. El cura chileno José Cortés de Madariaga, gran chalequeador, situado a espaldas de Emparan, hizo señas a la población presente para que contestara “¡No!”, y eso fue lo que ocurrió. Emparan respondió que él entonces tampoco quería el mando. Ese mismo día se levantó el acta para el establecimiento de un nuevo gobierno. El chalequeo inicial derivó en la Guerra de Independencia.







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