lunes, 29 de junio de 2015

Cómo poner límites a nuestros hijos

Por Lara Alcaide


A pesar de que tener un hijo es una de las mejores cosas que existen en el mundo, lo cierto es que desempeñar la labor de padres y educarle es algo más complicado de lo que podemos pensar a simple vista. Y, precisamente, resulta tan difícil porque tenemos que combinar el cariño con la educación en valores, por mucho que nos cueste limitar e incluso regañar a nuestros hijos.

Aquello que le inculquemos hoy en día a nuestro hijo, será lo que permanecerá en su interior en su posterior vida adulta. En contraposición, los límites que no les pongamos en su niñez serán imposibles de interiorizar en su adolescencia, por lo que tenemos que comenzar desde el principio a educar. ¿Quieres saber cómo? En este reportaje, te lo contamos.

Establecer límites claros

Lo primero que debemos saber, a la hora de educar y establecer límites a nuestros hijos, es que éstos deben ser muy claros. No podemos dudar en lo que vayamos a enseñarles ni interponer límites que nosotros mismos desempeñamos, puesto que estaríamos ante una gran contradicción.


'Pórtate bien', 'sé bueno', 'no hagas eso'...son frases que solemos decir o escuchar cuando se trata de corregir o enseñar a los niños, sin embargo, ¿qué significa exactamente ser bueno? Es preferible enseñarle a nuestros hijos acciones concretas, como por ejemplo, 'no digas palabrotas', que aquellos límites que no están completamente claros, les facilitará bastante la comprensión.

Firmeza en nuestras decisiones

Podemos equivocarnos en muchas de las decisiones que tomamos diariamente acerca de la vida de nuestros hijos, somos personas y es algo que no puede evitarse. Por eso, es normal que dudemos, ocasionalmente, sobre qué debemos hacer. Sin embargo, cuando se trate de establecer límites claros que nuestros hijos están incumpliendo y sabemos qué no podemos permitir, la firmeza debe ser imprescindible.


Los límites se aplican mejor con un tono seguro, sin gritos y con un gesto serio. Si suavizamos los límites daremos la oportunidad a nuestros hijos de pensar que tienen la opción de obedecer o no. A pesar de la necesidad de firmeza, debemos saber que no implica una autoridad extrema ni mucho menos, simplemente la necesidad de no cambiar de no dejarnos llevar por la dulzura de los niños cuando necesitan un castigo o una pequeña regañina.

Explica el por qué y premia lo positivo

Los límites no significan únicamente castigar o regañar cuando nuestros hijos se portan mal. Probablemente, habréis escuchado alguna vez a algún padre decirles a sus hijos 'porque lo digo yo y punto'. Esta es una de las peores frases que podéis decir cuando estéis enfadados. Es necesario que nuestros hijos conozcan el por qué de sus límites porque si no lo entienden no los van a cumplir.


Además, no sólo debemos estar pendientes de todo lo negativo. Los niños son más receptivos a hacer lo que se les pide si se les refuerza con algo positivo. Por ello, es preferible decirle a los niños qué es lo que deben hacer antes de lo que no deben hacer, para evitar que piensen que siempre hacen todo mal. Así, aseguraremos muchos de sus correctos comportamientos futuros.


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