Por la @labioguia 15/05/13
“Los tornillos me permiten dar un sentido de
profundidad utilizando diferentes longitudes. Me gusta la idea de usar un
elemento industrial para recrear la suavidad de la cara“. El artista Andrew
Myers —estadounidense nacido en Alemania y criado en Ciudad Real— crea en su
proyecto Screw Art (que se podría traducir por Arte de tornillos) retratos que
mezclan “dibujo, pintura y escultura” en “una pieza única”.
Los aproximadamente 8.000 tornillos que componen cada trabajo son la recta final de una técnica larga y compleja. Myers dibuja el motivo y después, con un taladro, agujerea la superficie hasta cubrirla, planeando cómo distribuirá cada tornillo. Tras insertarlos, pinta con óleos cada una de las cabezas como si compusiera un mosaico a partir de la nada. El resultado final es una imagen que recuerda a la técnica del mosaico y aún así captura el gesto del modelo sin desfigurar la expresión.
Al fondo de la figura se distinguen los listados
miniaturescos de las guías telefónicas. El artista pega las finas páginas a la
superficie, incluyendo los nombres y los teléfonos de personas desconocidas. La
sucesión de líneas interrumpidas sólo por anuncios ocasionales le resulta
gráficamente atractiva y además cumple una ambición: “Hace 10 años un amigo me
dijo que no había manera de incluir a miles de personas en mi arte y me propuse
demostrarle que estaba equivocado”.
En fase de
“exploración”
Dependiendo del tamaño, tarda entre dos y seis meses
en producir cada obra. Ya ha realizado 18 y planea continuar con la técnica.
Myers ve en él los tornillos una fuente de nuevas posibilidades y todavía se
siente en una fase de “exploración”, estudiando nuevas formas y técnicas a
pesar de que empezó con el proyecto en el año 2008.
Ha tardado entre dos y seis meses en crear cada una de las 18 obras De sus trabajos
recientes, se queda con Fading Thoughts (Pensamientos que se desvanecen) como
uno de sus favoritos. La obra, alargada y dinámica, muestra la cara de un
hombre de frente junto a un ventilador que parece provocar que algunos
tornillos vuelen con el aire. El artista la considera una pieza especial por la
sensación de movimiento que se añade a la profundidad del resto de los retratos
y le incita a seguir probando estrategias para demostrar que los tornillos
todavía tienen mucho que ofrecer.
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