jueves, 9 de febrero de 2017

Gran Sabana: Una ruta entre el cielo y la tierra



Por Alejandro Willians para Parques Nacionales 



Si te encuentras en toda la disponibilidad de emprender un viaje a un territorio lleno de maravillas naturales, además, uno de los parques más grandes del planeta con más de 2 mil millones de años; donde lo natural se convierte en fascinante e increíble al observar caídas de aguas, imponentes tepuyes y una rica diversidad de escenarios retocados por el ecosistema, La Gran Sabana es una puerta abierta para propios y extraños. Sigue la ruta y disfruta del mejor descanso.

Al sur del estado Bolívar se encuentra el parque Nacional Canaima, con una extensión de 3 millones de hectáreas aproximadamente, por su tamaño ocupa la sexta posición de los parques más grandes del mundo y dentro de su inmensa extensión se encuentra La Gran Sabana .
La biodiversidad de Canaima constituye un medio biológico único, sin dejar de mencionar su geología y grandes caídas de agua que recorren toda su selva. Sin embargo, entre la biodiversidad se encuentra uno de los paisajes más hermosos y bordeados con toda la delicadeza de las manos de Dios, por tratarse de unas inmensas sabanas que alcanzan 10.820 km² de extensión. Al observarla a primera vista, podrás imaginar que muchas personas o un ser sobrenatural se encarga de mantener la planicie al mismo nivel en todo el recorrido.

¿Cómo llegar?
Antes de emprender el viaje tienes que tener presente muchos aspectos, entre ellos, el medio de transporte. Puedes viajar en avioneta, carro propio o en su defecto, pagar un autobús expreso, pero turistas coinciden que la mejor forma de conocer La Gran Sabana es en vehículo particular.

Debes tomar en cuenta que para viajar debes tener el carro en perfectas condiciones, cauchos con el nivel de aire recomendable, sin olvidar el de repuesto, llenar el tanque de gasolina, caja de herramientas, linterna y haber realizado un servicio completo al automóvil. Además, si deseas pernoctar en las diversas paradas turísticas, recuerda llevar todo el equipo de camping y sus accesorios para instalarte en la serena montaña.

El punto de partida depende del lugar de procedencia, pero la referencia será Ciudad Guayana; ya que constituye uno de los puntos más importantes de la región.

Una ruta inolvidable
Desde Ciudad Guayana inicia un recorrido hacía el sur del estado hasta llegar a la población de El Dorado, allí inicia la troncal 10 (principal y única vía de acceso terrestre a la Gran Sabana), pero antes de llegar, son varios los lugares de interés que podrá observar y disfrutar.
El primer poblado en recorrer es Upata, aquí podrá encontrar diversas ventas de queso duro y el famoso queso guayanés, luego de una hora y 45 minutos llegará a Guasipati, donde las casas con sus fachadas coloniales predominan por todo el centro del casco central. A pocos minutos de tomar nuevamente la carretera, se encontrará con el río Yuruari, indicador que se aproxima a la tierra del oro y calipso, El Callao.

Todo dependerá de usted si desea realizar paradas en cada pueblo, pero debe recordar que lo más importante es poder recorrer toda la carretera con la luz del sol. El último pueblo es Tumeremo, aquí deberá revisar el carro y llenar el tanque de gasolina porque es un poco largo el trayecto hasta el siguiente pueblo.

La troncal 10 comienza en la población minera de El Dorado (Km. 0) y se encuentra ubicado en la confluencia del río Cuyuní (cuenta la leyenda que por estos lugares vivía un indígena de nombre Inca Maroa, el mismo poseía un palacio de puro oro en honor al sol y la luna, de allí el nombre de El Dorado).

Las Claritas (Km.88) es el próximo destino obligatorio. No posee ningún atractivo turístico, es una zona un poco desorganizada, ésta es la última estación de gasolina que observará por largas horas, así que tome previsiones.

El aire acondicionado a partir de este momento no será necesario, siempre y cuando quiera aprovechar al máximo la temperatura y la naturaleza, comenzará a ascender el tramo conocido como “La Escalera” a mil metros de altura, cruzando un área boscosa de la imponente Sierra Lema.

Tocando el cielo
La neblina y las lloviznas dispersas del lugar son propias de lo maravilloso del ecosistema. En el kilómetro 98, se topará con una solemne roca de color marrón y beige del lado izquierdo de la carretera con una altitud de 25 metros que nunca permitió que la pulverizaran en la década del 60, para evitar lo peligroso de la curva que se adosa, tras diversos intentos fallidos de ingeniería, la inmensa roca mostró diversas manchas que a muestras de fe, se observa la imagen de una virgen, desde ese momento los obreros la llamaron “Piedra la Virgen”.

Disfrutando del maravilloso clima, continuará hasta llegar a las cercanías del destacamento militar o Fuerte Luepa (Km. 144), la creación de Dios aquí es increíble, al dejar atrás la zona boscosa y entrar a la inmensidad que te muestra la sabana, planicies verdes llenas de vida, donde lo único que está pintado por la mano del hombre es la carretera que permite estar inmerso dentro de un sueño real.


A lo largo del paisaje confundirá la visión entre lo verde de la llanura, lo cristalino de los ríos y lo majestuoso de los tepuyes. Así continuará su camino hasta llegar a los Rápidos de Kamoirán (Km.171), donde podrá descansar. Para continuar el recorrido, otra parada recomendable es el Salto Kawí (Km.194). Sin embargo, el Salto Kamá Merú (Km. 201) es muy superior por su altura y la caída de agua no se puede observar desde la carretera, así que debe bajarse y caminar hasta el mirador que posee el campamento o descender hasta la laguna. En el área cercana al salto de agua se puede acampar.

La Quebrada Pacheco (Km.237) dispone también de lugares para poder refugiarse, su cascada de unos 25 metros de altura, con diversas pozas, es uno de los lugares más concurridos. A lo largo del kilómetro 244 existen muchas áreas para pernoctar y aprovechar la naturaleza para descansar.

San Francisco de Yuruaní o Kumaracapay (Km.250), es una de las comunidades indígenas de la etnia pemón más grande de la Gran Sabana, si desea subir el Roraima desde esta comunidad, que por cierto, es el punto de partida, podrá observar los tepuyes: Tramén, Ilú, Karaurín, Wadakapiapö, Yuruaní y Kukenán, sólo si hay buen tiempo y las nubes lo permiten.

Si piensa que después de lo que sus ojos han observado; no existe algo más increíble, es porque le falta visitar la Quebrada de Jaspe (Km. 273), una extensa laja de vivos colores: rojo, negro y amarillo que sobre ella recorre el agua helada que la caracteriza, luego de caer de una pequeña cascada.

La Gran Sabana esconde muchos secretos y bellezas naturales, pero no todo termina aquí, al final de la troncal 10 se encuentra Santa Elena de Uairén (Km. 315) es el último poblado del estado Bolívar, fundada en 1923, ubicada a 907 metros de altitud en una sabana rodeada por varios tepuyes.

No debes olvidar
La ruta es sólo el inicio de una aventura llena de muchas maravillas, que permite disfrutar, conocer y aprovechar los recursos que ofrece esta hermosa tierra. Es tu deber cuidarla y permitir que perdure en el tiempo. Ahora, ya conoces el retorno a tu destino, maneja con mucha precaución y al descender de La Gran Sabana muéstrale a todos las maravillas de una ruta entre el cielo y la tierra.







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