Así se vive la inclusión en mi campamento

Por Paula Carruyo el 01/03/2017. 

Hablar de valores muchas veces puede llegar a sonar aburrido, especialmente cuando no se hablan como es debido.

En el Campamento Terecay le damos un gran peso a los valores y buscamos vivir dentro de ellos. No sólo buscamos marcar la diferencia con el staff, sino también con los campistas; y si el trabajo llega a ser muy bueno, en cada una de sus casas.

Cuando empecé en el campamento, creí que los valores sólo serían teoría. No fue sino hasta que fui a una temporada, que entendí que todo esto lo llevamos a la práctica en cada segundo del día. No se limita a las actividades específicas del campamento. Comienza al conocernos, pasa por las comidas, juegos y abrazos, hasta llegar a la tortuosa pero ansiosa despedida, donde lo único que nos anima es que nos veremos dentro de un año.

El valor del cual les hablaré hoy, es el que a mi parecer se vive más en Terecay: la inclusión.

Estamos tan acostumbrados a vivir una vida monótona y rutinaria que solemos hacernos ver como personas inclusivas, cuando en realidad podemos ser todo lo contrario. La inclusión no se trata solamente de evitar ignorar o tratar mal a una persona, en realidad, va mucho más allá de eso. Este valor trata de analizar y entender que todos somos personas y unidos logramos colocar más en la mesa que uno solo.

Lo más valioso de la inclusión, es que la mayoría de las veces se enseña solo. Siempre existirá ese niño que excluya a otro y lo aleje de hacer amistades con los demás; pero lo más probable es que terminen siendo amigos con el paso de los días. Justo de eso habla la inclusión. No es buscar personas iguales a ti para así no excluir a otros, es buscar personas diferentes a ti de las cuales puedas aprender cosas, manteniendo como pilares todas esas cualidades que pueden tener en común. Y no es algo de lo que nos salvamos al crecer. En esta sociedad, estamos predispuestos a juzgar y catalogar a los otros, muchas veces sin saberlo o reconocerlo. Yo misma he llegado a juzgar personas por la primera impresión y busco de cierta manera no dar pie a mucha confianza, y es de lo que me río cuando me doy cuenta que muchas de ellos tienen más cosas en común de lo que pensaba; sus pensamientos, ideales, etc. Hoy, mis mejores amistades son personas con las cuales no creí que mantendría una relación y eso es lo hermoso de este valor.

En el campamento he visto muchas pruebas de esto: una niña que despierta a otra para que no llegue tarde a formación de patrullas, niños que consuelan a otros que extrañan a sus padres en lugar de burlarse de ellos, guías o campistas con necesidades especiales que hacen todas y cada una de las actividades, todo el staff creando y trabajando en la planificación de cada temporada para enriquecerla de ideas y opiniones distintas, patrullas mezcladas en edad y género y distintos grupos durante la temporada para que todos puedan conocer a todos, entre muchos otros ejemplos. Lo digo en serio: en Terecay este valor se vive de verdad.

Te invito a que, como en mi campamento, valores las diferencias y te enriquezcas de ellas. Sólo así haremos de esta vida una más divertida.

Campamento Terecay 

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