Por @ComOrganica
Cosas que tal vez no sabías que podían engordarte
Hay decenas de dietas para adelgazar, algunas con una sólida base científica, pero por sí solas no garantizan la victoria. A continuación, desenmascaramos algunos de los aliados más desconocidos de la obesidad:
1. Evitar las comidas en familia. Las
comidas familiares pueden proteger de la obesidad y el sobrepeso. Entre las
razones, que durante las mismas se establecen conexiones emocionales entre los
miembros de la familia y los alimentos suelen ser más saludables, según un
estudio publicado en Journal of Pediatrics. No te horrorices: una o dos comidas
familiares a la semana son suficientes para reducir el riesgo de obesidad.
2. Los hermanos y amigos gorditos.
Tener un hermano obeso duplica tu riesgo de serlo (más que si lo es tu padre),
y la posibilidad aumenta si este es mayor y del mismo sexo, según sostiene un
artículo publicado en American Journal of Preventive Medicine. Los amigos con
sobrepeso tampoco ayudan, porque el exceso de kilos se contagia, como ha
constatado el doctor David Shoham. Este vínculo ya se había encontrado en otro
trabajo anterior publicado en 2007 en The New England Journal of Medicine. Lo
bueno es que la delgadez también se transmite, y si tus amigos están delgados,
tienes un 40% más de posibilidades de reducir su peso.
3. Los restaurantes con música clásica.
Las sonatas de Schubert pueden ser apropiadas para una cena romántica, pero
tienes que saber que animan a comer más. Un estudio ha comprobado que se
consumen más alimentos y café en los locales cuando hay música clásica de
fondo, que cuando suena otro tipo de melodía.
4. El trabajo nocturno. Trabajar por la
noche engorda, y no es porque se coma más, sino porque se altera el ritmo
circadiano. Las personas estamos programadas para dormir cuando no hay luz y
comer de día. “El trabajo por turnos durante la noche interrumpe el sueño y
rompe el ciclo fisiológico y esto provoca una disminución del gasto energético
diario total”, concluye un estudio realizado por científicos del Instituto
Médico Howard Hughes.
5. Dormir poco. El déficit de sueño no solo nos cambia el humor, sino que además engorda: está comprobado científicamente. La explicación es que el sueño desempeña un papel relevante en el metabolismo energético, de forma que al no dormir comemos más, como un mecanismo fisiológico de adaptación para mantener la vigilia. Una investigación publicada recientemente ha encontrado también que dormir más se asocia a un menor índice de masa corporal (IMC) y una mejor alimentación.
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