Por Elias Rivas 15/02/15
Por
esas cosas de la vida, el 15 de febrero, un día después de la celebración por
el Amor y la Amistad, es el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer
Infantil. Para algunas familias, esta enfermedad representa un duro golpe y más
si la padece un niño. Elias Rivas/ NPG
Unos
100.000 infantes conviviendo con cáncer, que viven en países en desarrollo,
mueren cada año por falta de tratamiento médico, según indica un informe de dos
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) dedicadas a combatir la enfermedad.
Entre
los tipos de cáncer que afectan a los menores está la Leucemia linfoblástica
que constituye el 25 % de todos los cánceres en la edad pediátrica y representa
aproximadamente el 75 % de todos los casos de leucemia en la infancia, que es
el tipo de cáncer más común en estos grupos de edad y en muchos casos se puede
curar.
En Guayana
Como
una forma de ayudar a disminuir estas cifras, motivados especialmente por no
ver sufrir a niños con esta grave enfermedad y otras patologías incluyendo
discapacidades, la Fundación Creciendo Contigo, creada en 2014, ubicada en la
Vía Upata- San Félix, sector La Estrechura, específicamente frente a la virgen,
utilizando como herramienta la Equinoterapia, le brinda al paciente, la
oportunidad y el bienestar necesario para sortear tan difícil prueba.
Este
tratamiento, tal como lo define Pedro Miranda, abogado de profesión ,
equinoterapeuta certificado y presidente de la referida institución sin fines
de lucro, es un proceso sensorial que genera una estimulación en los pacientes
creando en ellos un desarrollo psicomotor, avances en el lenguaje y de
percepción.
Miranda
explicó que en este tratamiento, el caballo transmite impulsos rítmicos a la
cintura pélvica, columna vertebral y miembros inferiores que influyen sobre el
tono muscular, el equilibro, la coordinación y la destreza muscular.
“Hay
pacientes paralíticos, por ejemplo, que afirman que al montarse en el caballo,
sienten las piernas, por el movimiento sincronizado del caballo.”, mencionó.
Aunque
son pocos los estudios al respecto, de manera general se acepta esta
apreciación, pues los movimientos de una persona a caballo, simulan los
movimientos de la pelvis y el tronco de una persona caminando.
Efectos en el organismo
Al
montar a caballo se activan los flujos ascendentes y descendentes de
información en el sistema nervioso, la información propioceptiva que se genera,
mejora la percepción del esquema corporal, las reacciones de equilibrio y el
control postural, todo lo que favorece el aprendizaje motor.
El
desplazamiento del caballo moviliza el centro de gravedad del jinete con una
cadencia variable rítmica y repetitiva. Cada paso completado del caballo impone
movimientos a la cadera de derecha a izquierda, hacia arriba y hacia abajo,
hacia delante y hacia detrás, con movimientos de rotación asociados,
desencadenando ajustes corporales necesarios para mantener el equilibrio.
El
paciente no enfrenta pasivamente el movimiento sino que se ve obligado a
reaccionar ante los estímulos que representa el movimiento del caballo,
mientras trata de mantener el equilibrio.
Aunque
pareciera una técnica avanzada, La Equinoterapia no es nueva. Según ha
informado Miranda, existen evidencias de jeroglíficos, reflejando tratamientos
de humanos con caballo, libros que expresan sobre las habilidades de los
cazadores y que éstos efectivamente las consigue, una vez que aprenden a
dominar al animal.
No funciona por sí solo
Es
necesario, comenta el equinoterapeuta, la atención simultánea de un terapeuta
ocupacional que garantice primero, lo que realmente le hace falta al niño
dentro de su tratamiento y segundo, para evaluar si se ha producido algún
avance o mejoría.
“Le
pedimos a los padres el informe médico, esto es importantísimo. El paciente
debería estar tratado por terapeutas ocupacionales, es más fácil comunicarnos
con los especialistas para saber que ejercicios necesita el niño sobre el
caballo, así como también conocer su condición clínica”, aseveró.
Cabe
destacar, que con la Equinoterapia, no se pretende dejar a un lado la parte
médica, por esa razón, Pedro Miranda, hace énfasis en el nombre de la
fundación. “Somos Terapia Integral Alternativa Creciendo Contigo, soy el
primero que le dice a los padres, es obligatorio mantener control médico”.
“Cuando
un médico coloca en el informe que el niño en cierta cantidad de meses, se le
ve un avance progresivo o que la enfermedad se está controlando y más tarde
continúa recomendando las terapias, me doy por servido (…) Ellos son
científicos y objetivos en su materia, cuando algo funcionan, lo toman”, señaló
el fundador de Creciendo Contigo.
Durante el tratamiento
Pese
a la recomendación de realizar estas terapias al menos dos veces por semana,
Miranda afirmó que es permitido participar las veces que se prefiera. Para
ellos mejor, porque durante la primera semana, trabajan la estimulación y en la
otra, el afianzamiento de esa respuesta.
“Sí
para nosotros a veces es difícil montar a caballo la primera vez, imagina para
una persona que tienen alguna discapacidad o enfermedad. Por esto trabajamos la
seguridad; hay pacientes que gritan y dicen que no lo van a montar, luego con
el pasar de los días y el recurrente contacto, empiezan a tocarlo, abrazarlo,
caminarlo, para terminar brindándole todo su amor”, acotó el entrevistado.
Agregó
además que para llegar a este punto, se brinda durante las terapias, los
conocimientos necesarios para tratar al caballo, cómo peinarlo, cómo
ejercitarlo, alimentarlo.
Un
niño en tratamiento recibe una serie de estímulos a partir del movimiento del
caballo y gracias al contacto que tienen sus caderas y miembros inferiores con
el pelo del animal. Por esto, en Creciendo Contigo, no hacen uso de las sillas
para montar.
En
ese contacto, el animal transmite calor -unos 38 grados centígrados- que ayuda
a relajar los músculos del paciente. El disfrute del niño con la actividad,
tiene además un beneficio psicológico y emocional que genera una relación
afectiva entre el niño y el equino, sobre todo en los momentos de su cuidado
antes mencionado.
Casos evidentes
En
medio de la conversación con Pedro Miranda, no dejó a un lado dos casos que
para él, son la muestra evidente de que la Equinoterapia funciona, si se
trabaja de manera segura, constante y con conocimiento; recalcó que no se trata
de montar a un niño sobre un caballo, sino saber y conocer qué ejercicios
practicarle al paciente.
Víctor,
un niño de siete años con Ásperger tratado clínicamente, en su último examen
médico que se le practicó hace una semana aproximadamente, determinó que la
patología, está completamente controlada; razón de orgullo para los
equinoterapeutas que han participado en su tratamiento.
También
mencionó el caso de Edgar, un niño que presenta retardo cerebral leve y por
esta condición, no emitía ninguna palabra, su fluidez al comunicarse, era
limitada. Tras la consecuencia con la Equinoterapia, Miranda aseguró que el
niño ya grita, habla, se expresa, pregunta.
“Muchas
veces los padres se emocionan tanto que no contienen las lágrimas, aunque
sabemos que es inevitable, siempre le recordamos que lo tomen de la manera más
natural posible, porque el niño pensará que están haciendo algo malo”,
recomendó Miranda.
Padres:
Papel fundamental
75
por ciento de los padres que tienen niños con discapacidad o alguna enfermedad
severa, tienden a divorciarse, así lo asegura el fundador de Creciendo Contigo.
Ante esta cifra alarmante, desde la fundación, tanto Pedro como su esposa,
buscan fomentar la integración de la familia.
“Los
padres tienen una función importante dentro de nuestro trabajo, al final son
ellos quienes se están llevando el gran premio: La inclusión de un joven con
discapacidad, dentro de una sociedad que los había limitado; para nosotros, los
que estamos involucrados en este mundo, sabemos que no hay limitantes, todo
está en la mente”, señaló el Equinoterapeuta.
Entre
muchas actividades que realizan en la finca, los padres que antes dejaban a sus
niños “tirados” allí, ahora se involucran más, de tanta insistencia que han
propiciado los fundadores. Desde pasear al caballo, peinarlo, trabajar con sus
hijos, ver sus avances, lo qué hacen, muchos hasta se sorprenden al ser
testigos de las habilidades de sus muchachos.
“Nosotros
como terapeutas le insistimos que se queden; sabemos que algunos no pueden por
el factor tiempo, pero hemos visto como ésta situación ha mermado. Ahora cargan
zapatos deportivos en el carro, ropa cómoda y se les ve más dispuesto a
participar, más entusiasmados”, relató Miranda.
¿Qué hace falta?
La
idea de Creciendo Contigo no nació de la noche a la mañana. Pedro Miranda
agradece infinitamente a su esposa Eglys Salamanca, porque entre tantas “ideas
locas” que dice él, se le ocurren, ésta se ha podido llevar a cabo, gracias a
su insistencia.
Salamanca,
vicepresidenta de la fundación, tuvo esta iniciativa con el fin de brindarle a
la comunidad y a pacientes con discapacidad, Cáncer, Diabetes, entre otras
enfermedades, un espacio integral de desarrollo, buscando la manera de poder
incluirlas en la sociedad y no hacerlas sentir limitadas.
“La
relación del ser humano con los animales y el contacto con la naturaleza,
libera estrés y despoja al ser humano de esa enfermedad llamada ciudad. En
principio la idea era atender a 120 niños con discapacidades diversas, desde
pacientes con Autismo, Asperger, Cáncer, Síndrome de Down, Diabetes, luego
quisimos involucrar a personas regulares, sin ningún tipo de condición”, señaló
el fundador.
Tanto
Eglys como Pedro, verán el esfuerzo finalmente materializado, cuando puedan
brindarle a Guayana, una opción de distracción para el fin de semana a los
habitantes de esta ciudad.
Para
esto, ambos aseguran, que debería existir mayor participación por parte de los
entes gubernamentales y empresas privadas.
“Aceptamos
toda la colaboración y apoyo que puedan brindarnos, es importante que se sepa,
sobre todo los grandes empresarios, Gobierno y población guayanesa. Hemos
dejado de atender niños por no tener un medio de transporte, sí lográramos
conseguir esto, sería excelente”, aseveró Miranda.
En
ese sentido, Miranda recalcó la necesidad de autobuses para crear una ruta que permita
dejar y retirar a los niños tanto de sus casas como de los centros de atención
médica y los lleven hasta La Herradura, lugar donde está ubicada la referida
fundación.
“Sí
nosotros conseguimos este patrocinio de transporte, por la empresa que sea, se
pudiese atender más casos. Lamentablemente, muchos padres no pueden acceder a
nosotros por no tener como trasladarse”, argumentó Miranda.
Sin
embargo, Transbolívar, por medio de su director Julio César Almeida, aseguró
que una vez terminada la fundación en su totalidad, las unidades de transporte
que cubren la ruta San Félix-Upata y viceversa, se detendrán en ella, para que
las personas pueden acceder a estos tratamientos.
El
horario hasta ahora anunciado, sería de 5:30 de la mañana, hasta las 5:30 de la
tarde.
Aporte de guayaneses
Pese
a las diversas fundaciones que existen en Guayana, Pedro Miranda cree que el
aporte de sus habitantes no ha sido como se desea, aunque no le han cerrado
puertas.
“Es
algo nuevo, hay que entenderlo (…) Todas las fundaciones nos unimos;
necesitamos apoyo de las empresas. Agradecemos a Transbolívar, a Hugo Osorio,
dueño de La Herradura, que de forma desinteresada nos ha brindado sus
instalaciones, no cobra ni percibe nada y a Verónica Reyes, por darnos a
conocer y trabajar con nosotros; gracias a ella, la gente ha podido conocer más
del tema”, mencionó Miranda.
El
presidente de la Fundación, hizo un llamado a todos los padres, familiares y
personas interesadas a que se integren a este gran proyecto, que además
aportaría un gran avance como estado en materia de Equinoterapia y a la Granja
de Contacto Integral.
“La
comunidad realmente lo necesita, llámennos, preséntense, no cierren a los niños
por tener una condición, ellos tienen potenciales bellísimos, hemos descubierto
grandes voces para la música; no saben lo divertido que es un niño con Síndrome
de Down, no ser rían, inclúyanlos (…) Ojalá todos tengamos algo de Asperger,
algo de Autismo y algo de Down, el mundo fuera mejor, sin maldades, sin
mentiras”, concluyó el presidente de la Fundación Creciendo Contigo.
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