lunes, 23 de febrero de 2015

Dos estrategias para enseñar a nuestros hijos a solucionar problemas



Por Elena Roger Gamir
Pedagoda-solohijos.com

Solucionar problemas no es fácil para nadie. Nos cuesta a los adultos, así que… ¡cómo no les van a costar a nuestros hijos!
Explicarles a nuestros hijos lo que deben y no deben hacer, cómo y cuando deben hacerlo… es una parte del proceso de aprendizaje pero insuficiente si no les enseñamos al mismo tiempo a tomar decisiones con criterio y a solucionar problemas desarrollando habilidades cognitivas.

¿Qué podemos hacer para que nuestro hijo sepa elegir la mejor opción entre varias alternativas? ¿Cómo ayudarle a que se enfrente a los problemas con seguridad? ¿Cómo le podemos enseñar a plantearse diferentes soluciones ante una situación conflictiva?

Simular situaciones reales

Reproduce con tu hijo, en un escenario y situación controladas, el problema que no puede o no se atreve a solventar. De esta manera puede Imaginarse en esa situación y “entrenar” posibles soluciones que le permitan barajar en frío diferentes alternativas resolutivas. Se trata de practicar lo que nuestros hijos ya saben de manera intelectual pero que, por diferentes motivos, no saben o no pueden llevarlo a cabo.

Alex, 10 años. Tiene un compañero en clase que a menudo le quita su bolígrafo y no se lo devuelve. Su madre/padre puede adoptar dos posiciones y decirle:

Incorrecto: Te he dicho muchas veces lo que debes hacer. Deberías quitarle los suyos para que aprendiera la lección. La próxima vez le quitas el bolígrafo aunque esté escribiendo. ¡Es muy sencillo!

Correcto: Te molesta mucho que te quiten tus cosas. A veces puede asustar recuperarlas y enfrentarte a tu compañero ¿verdad? Vamos a hacer una cosa: vamos a practicar lo que podrías hacer la próxima vez que te ocurra eso. ¿Qué se te ocurre que podrías hacer? Vamos a jugar a imaginarnos la situación y a representarla. Yo soy Pablo y te quito el bolígrafo. ¿Qué haces tú ahora?

Ambos interpretan diferentes papeles. Al principio la madre es Pablo (el niño que le quita los bolígrafos). Entre los dos ensayan cómo actuar y qué decir ante esa misma situación ya que negarse es lo que más le cuesta a Alex: “No lo cojas; lo necesito yo”, “Es mío, ¡stop!”, “No te lo dejo; ya te he dejado otros bolígrafos y no me los has devuelto”, “Lo siento pero no”, “¡Cómprate uno! Yo también lo necesito”, etc

Posteriormente, cambian los papeles. Alex interpreta al niño que le causa problemas; esta vez tendrá más recursos para enfrentarse a él y resolver la situación favorablemente. Quizás se atreva a decirle sencillamente “No los cojas, son míos y los necesito”, algo que nunca había hecho con anterioridad.

Empezar de nuevo

No os descubrimos nada nuevo con esta técnica pero os recordamos que es muy útil para corregir pequeños incidentes del día a día, no solo con niños pequeños sino también con adolescentes.

Como su nombre indica, se trata de darles una segunda oportunidad para que puedan hacerlo de nuevo pero esta vez correctamente y colaborando.

La operativa es la siguiente: Se le aclara al niño qué es lo que ha hecho mal, cómo se espera que lo haga y se le anima a hacerlo de nuevo, pero esta vez de manera correcta.

Cristina, 15 años. Ha discutido con su madre por culpa de una camisa.
Le “exige” que se la preste, con imperativos y malos modales: “nunca me dejas nada, no confías en mi, eres una egoísta” etc. son palabras muy utilizadas por Cristina cuando se trata de conseguir algo de su madre.
Madre: “Esta no es la mejor manera de pedir las cosas, así no te la puedo dejar. Quizás quieras intentarlo de nuevo con otras palabras. Te escucho…”

Nacho, 7 años. Se le ha olvidado lavarse las manos al llegar a casa.
Padre: “¿Recuerdas la norma sobre lo primero que se hace al llegar del colegio?”

El padre le dice a Nacho que vuelva a llamar al timbre de la puerta y que “lo intente de nuevo”, esta vez recordando lo que debe hacer al entrar en casa.

Si tu hijo no obedece, será necesario hacer cumplir las consecuencias. Por ejemplo, en el caso de Nacho, no podrá pasar a la siguiente actividad (en este caso la merienda) hasta que se lave las manos.

Te recomendamos la película “Una cuestión de tiempo”, para ver con adolescentes, en la que se trabaja el tema del error como una oportunidad de aprendizaje y la importancia de las segundas oportunidades. Perfecta para ver en familia!



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