Por Marianti Suarez Valera, 14/03/2013
Desde la década
de los 50, muchas compañías han implementando estrategias de venta que procuran
convencer al público de que necesita abundantes productos, de que tiene que
comprar cosas nuevas regularmente.
Toda la población
del mundo abarca alrededor de 7 mil millones de personas, las cuales están
comprando y tirando desperdicios exactamente al mismo tiempo. La manufactura de
tanta mercancía, utilizando los métodos actuales, resulta una carga muy pesada
para el planeta en todos los aspectos.
Los recursos
naturales se agotan, el medio ambiente sufre por la gran carga de contaminación
producida en el proceso de manufactura y los ecosistemas se desequilibran,
finalmente los seres humanos se enfrentan a las consecuencias como el cambio
climático.
La regla de las
tres erres, también conocida como las tres erres de la ecología o simplemente
3R, es una propuesta sobre hábitos de consumo, popularizada por la organización
ecologista Greenpeace, que pretende desarrollar hábitos generales responsables
como el consumo responsable.
Este concepto
hace referencia a estrategias para el manejo de residuos que buscan ser más
sustentables con el medio ambiente y específicamente dar prioridad a la
reducción en el volumen de residuos generados.
Durante la Cumbre
del G8 en junio de 2004, el Primer Ministro del Japón, Koizumi Junichiro,
presentó la iniciativa tres erres que busca construir una sociedad orientada
hacia el reciclaje. En abril de 2005 se llevó a cabo una asamblea de ministros
en la que se discutió con Estados Unidos, Alemania, Francia y otros 20 países,
la manera en que se puede implementar de manera internacional acciones
relacionadas a las tres erres.
Todos somos
consumidores, por tanto, es importante comprender y reconocer la relación que
existe entre nuestros hábitos y actitudes de consumo y la repercusión que
tienen para el medio ambiente.
Es necesario
adquirir conciencia de cómo nuestras acciones individuales, familiares y
colectivas, pueden acentuar los problemas ambientales, o bien, marcar el rumbo
para resolverlos.
El consumo
sustentable forma una conciencia para hacer uso racional de todos los bienes
que provee la naturaleza; pensando en que las generaciones futuras tienen el
mismo derecho para disfrutar y usar los recursos del planeta.
Las sociedades de
inicio del tercer milenio, como en ningún otro momento histórico, consumimos
irracionalmente generando mayores volúmenes de basura, cada vez más tóxica,
convirtiéndose en un grave problema.
Como resultado de
lo anterior, las reservas naturales de materias primas, las fuentes energéticas
y el agua potable, disminuyen mientras los costos de su extracción aumentan y
son motivo de graves impactos ambientales y desequilibrios sociales.
Reducir
Si se reduce el
problema, disminuye el impacto en el medio ambiente. Los problemas de
sensibilización, habría que solucionarlos empezando por esta erre. La reducción
puede realizarse en dos niveles: reducción del consumo de bienes o de energía y
eliminar la cantidad de materiales destinados a un uso único.
Además, se puede
contribuir comprando siempre productos con la menor cantidad de envases,
evitando adquirir cosas que contengan sustancias peligrosas y si son súper
necesarias, asegurarse de tener lo justo y no más que eso.
Procurando no
desperdiciar alimentos y evitando los productos desechables que son el enemigo
N° 1 del ambiente.
Comprar menos
reduce el uso de energía, agua, materia prima como madera, metal, minerales y
químicos utilizados en la fabricación de los productos; disminuye las emisiones
producidas en el transporte del producto, y también minimiza la contaminación
producida por su desecho y desintegración.
Utilizar menos
recursos, agua, energía, gasolina, se puede lograr con focos y
electrodomésticos más eficientes, una casa bien mantenida y buenos hábitos como
desenchufar los aparatos eléctricos cuando no están en uso, cerrar el agua de
la ducha mientras te enjabonas y compartir tu coche.
Recordar que la
mayoría de los elementos podrían resultar útiles para otra persona u
organización. Por eso, antes de deshacerse de algo, es importante tomarse un
momento para entregárselo a alguien que lo pueda aprovechar.
Rechazar las
bolsas plásticas y optar, en cambio, por las de tela reutilizables, canastas o
los antiguos carritos. Según la asociación ecologista Amigos de la Tierra, se
emplean alrededor de 1 millón de bolsas plásticas por minuto en el mundo,
mientras cada una demora alrededor de 500 años en degradarse por completo.
También utilizar
los dos lados de una hoja al imprimir. Según el Programa de Reciclado de papel
de la Fundación Garrahan, reciclar una tonelada de papel, o usar una tonelada
menos, impide la tala de 17 árboles medianos.
Reutilizar
La segunda erre
más importante, igualmente debido a que también reduce impacto en el medio
ambiente, indirectamente. Ésta se basa en reutilizar un objeto para darle una
segunda vida útil.
Todos los
materiales o bienes pueden tener más de una vida útil, bien sea reparándolos
para un mismo uso o con imaginación para un uso diferente.
Reutilizar
significa alargar la vida de cada producto desde cuando se compra hasta cuando
se tira. La mayoría de los bienes pueden tener más de una vida útil, sea
reparándolos o utilizando la imaginación para darles otro uso.
Por ejemplo, una
botella de refresco se puede rellenar o se puede convertir en portavelas,
cenicero, maceta o florero. Reutilizar también incluye la compra de productos
de segunda mano, ya que esto alarga la vida útil del producto y a la vez
implica una reducción de consumo de productos nuevos, porque en vez de comprar
algo nuevo lo compras de segunda mano.
Se trata, en
definitiva, de una forma más de reducir los residuos y de evitar los
contaminantes procesos de manufactura.
Si se ejerció
eficazmente la reducción, a través de un consumo sustentable, entonces no
existirá mayor problema para reutilizar la mayoría de los objetos que
generalmente se van a la basura, adaptándolos como sustitutos de otros objetos
que podemos necesitar.
Reciclar
Esta es una de las erres más
populares debido a que el sistema de consumo actual ha preferido usar envases
de materiales reciclables, pero no biodegradables. De esta forma se necesita el
empleo de personal y energía en el proceso.
Quiere decir utilizar un material u
objeto en forma similar a su uso original o usar su materia prima para fabricar
otro.
Existen materiales que pueden ser
reciclados, es decir, vueltos a utilizar como materias primas en procesos
productivos diversos. Tal es el caso del papel y el cartón, las maderas, los
vidrios, varios metales, entre otros. Existen programas de recolección de latas
de aluminio de los cuales el colegio o escuela puede participar.
Pero también existe la posibilidad de
“reciclar” ciertos residuos utilizando el ciclo biológico de la materia. Buenos
ejemplos de materiales reciclables son los metales, el vidrio, el plástico, el
papel o las pilas.
Son muchas las razones para reciclar:
se ahorran recursos, se disminuye la contaminación, se alarga la vida de los
materiales aunque sea con diferentes usos, se logra ahorrar energía, se evita
la deforestación, se reduce el 80% del espacio que ocupan los desperdicios al
convertirse en basura, se puede disminuir el pago de impuestos por concepto de
recolección de basura y al mismo tiempo se genera empleo y riqueza.
La mayor parte de los desechos son
reutilizables y reciclables, el problema se encuentra en que al mezclarlos se
convierten en basura.
Así que una de las soluciones al
problema es no hacerla, separando los desechos para poder reciclar. Hay que
tener en cuenta también que resulta prácticamente imposible que la basura
desaparezca por sí sola; basta con saber el tiempo que necesitan algunos
materiales para deteriorarse en la naturaleza: un tallo de bambú puede tardar
en desaparecer de 1 a 3 años, pero los plásticos o las botellas de cristal
pueden permanecer intactos de 500 a 1.000 años.
Por último, el compostaje es la forma
que tiene la naturaleza de reciclar sus propios residuos. Se trata de la
descomposición controlada de materiales orgánicos por la acción de varios
microorganismos e invertebrados. Más del 50% de los residuos domésticos pueden
reciclarse con este método.
¡En el Campamento Terecay, reforzamos estas tres erres ecológicas en cada una de las temporadas, haciendo diferentes actividades relacionadas al tema, pues nuestro objetivo es trabajar la recreación en espacios naturales y fomentar el cuidado de nuestro planeta!
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