miércoles, 20 de mayo de 2015

11 consejos para que nuestros hijos coman mejor


Por Rosanna Di Turi  07/01/2015

Enseñar a los hijos a comer bien es una cátedra invaluable. Aquí 11 claves para lograrlo

1. La importancia del hábito. Como en todo, la génesis está en los hábitos correctos. “Así como se les enseña a cepillarse los dientes, hay que crear conductas alimentarias: enseñarles a comer en las horas. No salir en ayunas y que por lo menos tomen un vaso de leche o yogur. Enseñarles a comer sentados en la mesa y no ante la TV o con un videojuego. Muchas veces se sientan solitos a comer sin un adulto responsable”, recuerda la nutricionista Luisa Alzuru.

2. Probar muchas veces.  Lo ideal: las comidas variadas. El camino para lograrlo incluye creatividad, conciencia y perseverancia. “Hay que tener paciencia. Hay estudios que demuestran que para que un niño incorpore un sabor debe probarlo, por lo menos. 17 veces”, recuerda la nutricionista Luisa Alzuru. Ergo: no se puede omitir un alimento, porque una vez lo probó “y no le gustó”.

3. Los vegetales no son opcionales. Si se excluyen de la mesa, hay pocas posibilidades que los acepten de manera natural: “Es importante la constancia. Es decir, tienen que estar permanentemente expuestos a las frutas y las verduras. Hay ofrecérselas, preparárselas, servírselas. Todos los días. Y no frustrase ni forzarlos si un día no se las comen. Solo hay que perseverar”, recuerda José Baig, autor del blog La Cocinita de papá.

4. Mercadeo interno. Si se anhela que la prole coma frutas y verduras con más frecuencia, se pueden poner en práctica algunas estrategias para que tengan más protagonismo en casa. “Se puede organizar la nevera de manera que los alimentos más apropiados para el niño –frutas picaditas, jugos, yogures- queden más a la vista. No es lo mismo tener una manzana en una gaveta que en un lugar donde pueda verla”, explica la nutricionista Rosa Benítez.

5. El ingenio como ingrediente. La creatividad es clave en este propósito. “No se puede aburrir al niño. Hay quienes si a su hijo le gusta el pan con jamón, se lo mandan todos los días”, recuerda Rosa Benítez. El gusto y la variedad es tan esencial como para cualquier adulto. “Se pueden mejorar los aderezos de ensaladas. Cambiar las alternativas de forma de preparación de los vegetales, como rallarlos o licuarlos en cremas. Buscar las alternativas que acepta e incorporarlas: Si le haces una boloñesa, se le puede rallar zanahoria. Una hamburguesa puede ir con tomate y lechuga. Las frutas es ideal ofrecerlas en trozos y si no las acepta, en jugos o compotas”.

6. Practicar lo que se predice. “Creo que es muy importante hablarle a los niños de los beneficios de comer frutas y vegetales. Y predicar con el ejemplo. Si tú como madre o padre jamás te comes una verdura, difícilmente vas a lograr que tu hijo se termine la crema de auyama”, dice José Baig de La cocinita de papá.

7. Chucherías a raya. “Hay que tener cuidado con el abuso de bebidas azucaradas y refrescos que son unas de las principales causas de obesidad infantil. También evitar las chucherías con mucha azúcar o grasa. Se puede optar por las sanas y equilibradas: galletas enriquecidas o cotufas. También preferir las grasas monoinsaturadas como la de frutos secos y el aceite de oliva”, dice la nutricionista Luisa Alzuru.

8. Alimentar la memoria del futuro. Ante la mesa se pueden aprender – y enseñar- cátedras invaluables para la vida. “Lo que los niños comen no sólo les da su memoria gustativa del futuro sino el sentido de hogar. Y eso se conserva toda la vida”, recuerda Armando Scannone, quien publicó el libro Mi Lonchera. “La cocina venezolana, cuando es variada, es nutricionalmente perfecta. Si los niños la comienzan a comer desde pequeños, les da el gusto de hogar”.

9. Cantinas a la altura. Quizá esa desmesura llamada tequeñón encarna el desbalance bañado de aceite que suele ocurrir en las cantinas. “Es importante que tengan una regulación. Por lo general abundan las frituras. Pero si hay control, pueden ofrecer variedad y mostrarle al niño que hay otras alternativas”, dice la nutricionista Rosa Benítez que ha logrado que cantinas de distintos colegios caraqueños cambien y ofrezcan alternativas más saludables como frutas.

10. Cercanía con la comida. La experiencia puede comenzar desde mucho antes de sentarse a la mesa “Es importante que se relacionen con lo que va a comer. Es bueno que los niños vayan al mercado y ayuden a escoger las verduras”, dice Benítez.

11. Ayuda en la cocina. En casa de José Baig, sus hijos lo ayudan y son los protagonistas de los videos de su blog. “Fueron ellos los que se incluyeron en la cocina. El principal resultado es que disfrutan de las cosas que ellos mismos han ayudado a preparar. También me parece que tienen una ventaja al conocer desde muy niños distintos ingredientes y técnicas de preparación de la comida. Mi hijo de cinco años ya fue a su primera clase de cocina. Él pidió que lo inscribiéramos: Así que otro resultado es ese, el de que quizá haya despertado en alguno de ellos una vocación para la vida”.


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