Por Fátima Abdallah 12/03/2015
''No
llores'', ''Eres tonto ¿o qué te pasa?'', ''Me vas a matar a disgustos'' , ''Mamá
ya no te quiere'' , ''Mira qué bien lo hace tu hermano’’...son algunas de las expresiones comunes, pero fatales para la psicología de un niño, que solemos
emitir cuando éstos nos sacan de nuestras casillas. Y es que, según una gran
parte de la doctrina psicológica (de todas las tendencias y colores) hay
expresiones que NO debemos usar bajo ningún concepto.
No entienden
en el sentido figurado
El primer motivo es que son frases carentes de sentido y de intención, por
sí mismas. De sentido, porque, lógicamente, cuando las decimos no somos
conscientes de la literalidad de las mismas. Cuando le dices a un niño pequeño
que 'te va a matar a disgustos', obviamente no quieres decir eso en el sentido
estricto de la frase.
Hay que tener en cuenta que, la capacidad cognitiva
del niño, no llega a los umbrales de entender el sentido literal de tus
expresiones, por los que se frustrará
pensando que, realmente ''la situación es mucho más grave'' de la que
señalas. Los niños no entienden la ironía, el sentido figurado o sarcasmo, al
menos no cuanto son pequeños.
Fortalecer
su seguridad & autoestima, en lugar de lo contrario
Segundo motivo: la intención. Como decíamos, por muy
enfadados que estemos como adultos (padres, profesores, tutores...) la
intención con la que emitimos estas frases es siempre más despectiva de la que
pretendemos y por lo tanto, sus efectos en los niños son nefastos.
Otras razones por las que debemos evitar decir frases
de este estilo a nuestros hijos, tienen que ver directamente con la inseguridad que vamos a crear en ellos.
Si a un niño le dices ¡eres tonto, no sabes hacer nada! no sólo no mostrará
ningún esfuerzo en mejorar su conducta sino que, como señalábamos antes,
pensará que es inútil ya que tomará las palabras en toda su literalidad.
No a las
etiquetas en tus hijos
El etiquetaje entre los niños es el 'pan de cada día',
especialmente en la etapa escolar, en la que los menores pueden ser realmente
crueles. Sin embargo, nuestro objetivo como adultos es No caer en estos clichés y evitarlos a toda costa.
Emitir ciertas expresiones comparando a tus hijos o
destacando reiteradamente el defecto de uno, con respecto a las virtudes del otro
es un gran error del que no somos conscientes, sobre todo cuando nos hacen
enfadar. Podemos reprender una actitud
negativa en nuestros hijos sin caer en el desprecio y en las faltas de
respeto. Que sean niños no significa que no merezcan respeto total por nuestra
parte. En el reportaje Enseñar normas a los niños queda muy bien explicado, por
la experta, cómo establecer límites y normas de forma equilibrada.
Cultiva la inteligencia emocional
Aunque, afortunadamente, la situación educativa está
cambiando, y los patrones y clichés antiguos son sustituidos por otros nuevos
más tolerantes y abiertos, aún hay muchos papás y mamás que no motivan a sus
hijos a que desarrollen la parte más importante de su educación: la inteligencia emocional.
La psicóloga clínica y colegiada Maribel González
advierte que ''muchos comportamientos
agresivos que se dan en adultos en la actualidad tienen una relación directa
con la carencia total de emotividad en su infancia''. ¿Qué quiere decir
esto? Que tenemos que enseñar a nuestros
hijos a identificar y expresar sus emociones, a reír, a llorar, a explorar,
a ser autónomos y asertivos. Hablar con ellos y animarles a que definan las
emociones como la duda, el miedo, la ilusión, la ira o la rabia, es muy sano y
altamente beneficioso para su desarrollo. ¡No lo dudes, y dedícales tiempo!
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